Masaje de Cachemira


El masaje de Cachemira permite que los viejos patrones memorizados en el cuerpo bajo la forma de tensiones y de rigidez lleguen a la conciencia. La danza lenta del masajista, hecha de movimientos fluidos, acompaña y dinamiza la circulación de las emociones y de cualquier movimiento energético.

A través del tacto consciente, se produce un viaje por los numerosos puntos de tensión del cuerpo donde nuestras energías están atascadas. La respiración y la exploración sutil son herramientas poderosas para alcanzar una relajación más y más profunda.

En los momentos de gracia, que pueden surgir durante el masaje, estamos conectados con la fuente de amor de nuestro propio corazón.

Este masaje es muy poderoso para abrir el cuerpo-corazón-mente a sensaciones más sutiles que nos vienen desde todas las partes del cuerpo. Para las mujeres que han olvidado que esto es la naturaleza de su sexualidad, por no haber sido tocadas con suficiente presencia, es una revelación muy conmovedora y sanadora. Paulatinamente, la mujer siente que puede permitirse sentir el placer sin la intervención de un juicio mental.

El masaje de Cachemira da al hombre la oportunidad de salir de ese patrón, gracias a una profunda respiración y al tacto lento y delicado, que permiten a las sensaciones y la energía sexual navegar por todo el cuerpo.
Cada sesión se desarrolla en una hora y media. Al inicio, invito a la persona a entrar en contacto consigo misma y a calmar la mente por medio de ejercicios de respiración y una relajación guiada. Con esta preparación, se establece la confianza imprescindible para recibir este masaje con la apertura necesaria para disfrutarlo plenamente.

El uso de aceite caliente proporciona una sensación placentera de cálida envoltura y sutil sensualidad. Al considerarse el cuerpo como un volumen, no solo dos caras, se puede dar también el masaje en posición fetal. Así se miman los lados y se establece una comunicación entre la parte delantera y la parte trasera del cuerpo. La sensación de unidad y de seguridad en esta posición nos hace sentirnos como un bebé.

A través de los masajes, sesión tras sesión, se recorre un camino hacia un mejor conocimiento de uno mismo. Paulatinamente, vamos sensibilizando nuestra piel, percibiendo sensaciones más refinadas, lo cual nos lleva a disfrutar de una comunicación más fluida con los demás y con el entorno.

A través del masaje es posible percibir un tacto sin intención, lleno de gracia y en plena conciencia, de manera global, no específica, lo cual se revela profundamente sanador.

Tratándose de escuchar al cuerpo, cada masaje es único, nunca hay repetición, y las experiencias de un masaje a otro pueden ser muy diversas. Al cabo de numerosas sesiones, alguna persona se puede preguntar: “Es increíble, se va cada vez más lejos. ¿Llegamos a un fin, se para esto en un momento dado?”.

Masaje de Cachemira 90 min.
  • Una sesión: 80 €
  • Bono Tratamiento: 180€ (vale por 3 sesiones)
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